domingo, 9 de septiembre de 2012

Atracón


Hemos pasado de golpe, casi de un día para otro, de tener un hambre atrasada y secular a estar ahítos y empachados. De todo.
Hemos engullido sin saborear, hemos masticado sin desmayo ni medida, hemos devorado con saña. También de todo. Hasta lo aparentemente incomestible.
Y ahora nos quejamos como mocosos y nos lamentamos como plañideras porque nos duelen la tripita o las muelas o tenemos un poco de fiebre o diarrea.
Bien merecido nos lo tenemos. Por ansiosos.

1 comentario:

  1. Ya lo decía mi abuela: La del pobre, antes reventar que sobre.
    Es lo que pasa, no saber digerir el progreso lleva a pesadas digestiones de banco central europeo. Un abrazo.

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